EL PODER DEL PENSAMIENTO
SU DOMINIO Y CULTURA
DE
ANNIE BESANT
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EL SECRETO DE LA
PAZ DE LA MENTE
Mucho de lo que ya hemos estudiado nos dice algo del modo
de asegurar la paz de la mente; pero su necesidad fundamental es el claro
reconocimiento y comprensión de nuestro lugar en el universo. Somos parte de
una gran Vida que no conoce fracaso alguno, ninguna pérdida de esfuerzo o de
fuerza, "que ordenando todas las cosas potente y armoniosamente, conduce
a los mundos marchando hacia la meta". La noción de que nuestra vida es
una unidad separada, independiente, combatiendo por sí misma contra innumerables
unidades separadas e independientes, es una ilusión de las más perturbadoras.
Mientras consideremos de tal modo el mundo y la vida, la paz se hallará
retirada de nosotros como un pináculo inaccesible. Cuando sintamos y sepamos
que todos los yos son uno, entonces la paz de la mente será nuestra sin temor
alguno de pérdida. Todas nuestras desdichas provienen de creernos unidades
separadas, y de girar después en nuestros propios ejes mentales, pensando
solamente en nuestros intereses separados, nuestros separados objetivos,
nuestras alegrías y penas separadas. Algunos hacen esto respecto de las cosas
inferiores de la vida, y son los menos satisfechos de todos, siempre
arrebatando sin cesar el depósito general de bienes, y amontonando tesoros
inútiles. Otros buscan siempre su propio progreso separado en la vida
superior, gente buena y fervorosa, pero siempre descontenta y ansiosa. Siempre
se están contemplando y analizando: ¿Adelanto? ¿Sé más de lo que sabía el año
pasado?, y así por el estilo, ansiando continuas seguridades de progreso y
concentrados sus pensamientos en sus propias ganancias internas. La paz no se
encuentra en los constantes esfuerzos para satisfacer algo separado, aun cuando
la satisfacción sea de clase superior. Se encuentra renunciando el yo separado,
apoyándose en el Yo que es Uno, el Yo que se manifiesta en todas las etapas de
la evolución, y en nuestro estado lo mismo que en cualquier otro, y en todos
está contento. El deseo del progreso espiritual es de gran valor en tanto que los
deseos inferiores envuelven y encadenan al aspirante; obtiene fuerza para
libertarse de ellos por el deseo apasionado del desarrollo espiritual, pero no
da ni puede dar la dicha, que sólo se encuentra cuando se desecha al yo separado
y se reconoce al gran Yo como aquello para cuyo servicio vivimos en el mundo.
Hasta en la vida ordinaria la gente no egoísta es la más feliz: aquellos que
trabajan en hacer felices a otros y que se olvidan de sí mismos. Somos el Yo, y
por tanto, las alegrías y pesares de otros son tan nuestros como suyos, y en la
proporción en que sintamos esto y aprendamos a vivir de suerte que el mundo
todo participe de la vida que fluye por nosotros, aprenden nuestras mentes el
secreto de la paz. "Obtiene la paz aquel en quien todos los deseos fluyen
como los ríos en el Océano, que está lleno de agua y permanece
inalterable" [12].
Mientras más deseamos, tanto más la sed de la dicha - la cual es desdicha -
aumentará. El secreto de la paz es el conocimiento del Yo, y el pensamiento
"Ese Yo soy yo", ayudará a la obtención de la paz de la mente que
nada puede turbar.
CAPITULO 6
AYUDAR A OTROS POR MEDIO DEL
PENSAMIENTO
Lo más valioso de todo lo que consigue el que trabaja por
el poder del pensamiento, es la mayor facultad para ayudar a los demás, a los
débiles que no han aprendido a utilizar sus propios poderes. Con su propia
mente y corazón en paz puede auxiliar a otros. Una simple clase de pensamiento
puede auxiliar en su esfera, pero el estudiante deseará hacer algo más que dar
un mero mendrugo al hambriento. Consideremos primeramente el caso de un hombre
que se halle dominado por una mala costumbre tal como la de la bebida, y a
quien un estudiante desease auxiliar. En primer lugar, debe asegurarse, si le
es posible, a qué hora la mente del paciente es probable que se halle más
desocupada, como, por ejemplo, la hora en que acostumbra acostarse. Si el
hombre durmiese, tanto mejor. En tal momento, y para tal objeto, debe retirarse
a un sitio apartado y pintarse la imagen mental del paciente del modo más
vivido que pueda, como sentada enfrente de él, representándola claramente con
todo detalle, de suerte que vea la imagen como si viese al sujeto mismo. (Esta
claridad de la pintura no es esencial, por más que haga mucho más eficaz el
proceso.) Luego debe fijar la atención en esta imagen y dirigir a ella,
concentrándose todo lo posible, uno a uno y con toda lentitud, los pensamientos
que desee imprimir en la mente del paciente. Debe presentarlos como imágenes
mentales claras, exactamente como si estuviese dirigiéndole una serie de
argumentos con la palabra. En el caso que hemos elegido, puede hacérsele
presente vividas descripciones de las enfermedades y desgracias que acarrea la
costumbre de la bebida, el agotamiento nervioso y el inevitable triste fin. Si
el paciente duerme, será atraído hacia la persona que esté pensando de este
modo en él y animará la imagen que de él ha sido formada. El éxito depende de
la concentración y firmeza del pensamiento dirigidos al paciente, y su efecto
será proporcional al desarrollo del poder del pensamiento. En semejante caso
debe tenerse cuidado de no tratar de dominar, de ningún modo, la voluntad del
paciente; el esfuerzo debe ser completamente dirigido a presentar a su mente
las ideas que influyendo sobre su inteligencia y sentimientos, puedan
estimularle a formar un juicio correcto y a hacer un esfuerzo para ponerlo en
práctica. Si se intentase imponerle una determinada línea de conducta, y se
consiguiese, muy poco se habría ganado entonces. La tendencia mental hacia los
vicios no será cambiada por oponerle un obstáculo en satisfacerlos de cierta
manera; detenida en una dirección, buscará otra, y un nuevo vicio reemplazará
al antiguo. Un hombre a quien se obligue a la fuerza a la templanza por el
dominio de su voluntad, se halla tan curado de su vicio como si se hallase en
una prisión. Aparte de esto ningún hombre debe tratar de imponer su voluntad a
otro, ni aun para hacerle bien. El desarrollo no se ayuda con semejante
coerción; la inteligencia debe ser convencida, los sentimientos despertados y
purificados: de otro modo no se consigue nada de positivo. Si el estudiante
desea prestar alguna otra clase de auxilio a su pensamiento, debe proceder del
mismo modo, ideándose la imagen de su amigo. Un deseo fuerte para su bien que
se le envíe como un agente general protector, permanecerá a su lado por algún
tiempo, como una forma de pensamiento proporcionado a la fuerza del mismo y de
su voluntad, y le servirá de escudo contra el mal, actuando como una barrera
contra los pensamientos hostiles, y hasta defendiéndole de peligros físicos. Un
pensamiento de paz y consuelo, enviado del mismo modo, consolará y
tranquilizará la mente rodeándola de una atmósfera de calma. La ayuda que a
menudo se presta a otro por medio de la oración, es en gran parte de la clase
que se ha descrito, siendo debido el frecuente éxito de la oración a la mayor
concentración e intensidad que pone el piadoso creyente en su oración. Una
concentración e intensidad semejantes acarrearían resultados similares sin el
uso de la oración. Hay otro modo de que la oración sea eficaz algunas veces:
llamar la atención de alguna inteligencia sobrehumana, o humana desarrollada,
hacia la persona por quien se ruega; entonces puede venirle una ayuda directa,
enviada por un poder que sobrepuje el del que ore. Quizá sea conveniente
presentar aquí la observación de que el teósofo no bien instruido no debe
alarmarse ni abstenerse de prestar el auxilio de pensamiento de que sea capaz,
por temor de "intervenir en el Karma" [13].
Deje al Karma cuidarse de sí mismo, y no tema intervenir en él, ni más ni menos
que si se tratase de la ley de la gravitación. Si puede ayudar a su amigo, que
lo haga sin temor, confiando en que si puede hacerlo, es porque tal ayuda
estaba en el Karma de su amigo, y que él mismo no es más que el dichoso agente
de la Ley.
AUXILIOS A LOS LLAMADOS
MUERTOS
Todo lo que podamos hacer por los vivos, por medio del
pensamiento, podemos verificarlo aún más fácilmente respecto de los que han
pasado antes que nosotros por las puertas de la muerte; pues respecto de ellos
no existe ninguna materia física grosera que poner en vibración antes de que el
pensamiento pueda llegar a la conciencia despierta. Después de la muerte, la
tendencia del hombre es volver su atención internamente y vivir en su mente más
bien que en un mundo externo. Las corrientes de pensamiento que acostumbraban
lanzarse a lo exterior, buscando el mundo externo por medio de los órganos de
los sentidos, se encuentran entonces rodeados de un vacío, causado por la
desaparición de sus instrumentos. Es como un hombre que acostumbrado a lanzarse
a través de un puente tendido sobre un abismo, se encontrase súbitamente
detenido ante el vacío por haber desaparecido el puente. La reconstrucción del
cuerpo astral que sigue inmediatamente a la pérdida del cuerpo físico, tiende
a encerrar dentro las energías mentales para impedir su expresión externa. La
materia astral, si no es perturbada por actos de los que quedan en la tierra,
forman una coraza aisladora en lugar de un instrumento plástico, y mientras más
pura y elevada haya sido la vida que ha terminado, tanto más completa es la
barrera entre las impresiones de afuera y las sugestiones de adentro. Pero la
persona que así es refrenada en la expansión externa de sus energías, es mucho
más receptiva de las influencias del mundo mental, y por tanto puede ser
auxiliada, consolada y aconsejada de un modo mucho más eficaz que cuando
estaba en la tierra. En el mundo a que han pasado los que se han libertado del
cuerpo físico, un pensamiento amante es tan palpable a los sentidos como aquí
pueden serlo las palabras amantes o los tiernos cuidados. Así, pues, todos los
que marchan deben ser seguidos por pensamientos de paz y de amor, por deseos de
que pasen pronto a través de los valles de la muerte hacia las brillantes
regiones superiores. Muchos son los que permanecen en el estado intermedio más
tiempo del que de otro modo estarían, porque tienen el mal Karma de no poseer
amigos que sepan cómo ayudarles desde el lado de acá de la muerte. Y si la
gente en la tierra supiese ¡cuánto consuelo y dicha experimentan los viajeros
que marchan hacia los mundos celestes, por medio de estos verdaderos mensajeros
angélicos, o sean esos pensamientos de amor y de fortaleza; si supiesen la
potencia que tienen para reanimar y consolar, ninguno quedaría abandonado por
los que quedan atrás. Los queridos "muertos" tienen, seguramente,
derecho a nuestro amor y cuidado, y aun aparte de esto, cuán grande es el
consuelo para el corazón, que carece de la presencia que iluminaba su vida, de
poder seguir sirviendo al ser amado, y rodeado en su marcha de los ángeles
guardianes del pensamiento! Los ocultistas que fundaron las grandes religiones
no descuidaron estos servicios, debidos por los que quedan en la tierra a los
que parten de ella. Los indios tiene su Shraddha, por medio del cual ayudan en
su camino las almas que han pasado al mundo próximo, apresurando su paso al
Svarga. Las iglesias cristianas tienen misas y oraciones para los "muertos":
"Concédele, Señor, la paz eterna, y permite que la luz perpetua brille
sobre él", ruega el cristiano por su amigo del otro mundo. Sólo la sección
cristiana protestante ha perdido esta feliz costumbre, con otras muchas cosas
que pertenecen a la vida superior del hombre cristiano. ¡Que el conocimiento
les devuelva pronto esta útil y auxiliadora práctica que la ignorancia les ha
robado!.
TRABAJO DEL PENSAMIENTO
FUERA DEL CUERPO
No debemos limitar nuestra actividad del pensamiento a las
horas que empleamos dentro del cuerpo físico; pues puede trabajarse mucho más
eficazmente con el pensamiento cuando nuestros cuerpos reposan tranquilamente
dormidos. El proceso de "dormirse", es simplemente la retirada de la
conciencia del cuerpo físico, revestida de sus cuerpos sutiles; aquél queda
sumido en el sueño, mientras que el hombre mismo pasa al mundo astral. Libre de
su cuerpo físico, es mucho más poderoso en lo que se refiere a los efectos que
puede producir con su pensamiento; pero en la mayor parte de los casos no lo
lanza fuera, sino que lo emplea dentro de sí en asuntos que le interesan en su
vida de vigilia. Las energías de su pensamiento corren por sus acostumbrados
moldes y trabajan en los problemas de cuya resolución se ocupa su conciencia en
la vigilia. Dice el proverbio que "la noche es buena consejera"; el
consejo, cuando hay que tomar una decisión importante, de "consultarlo con
la almohada", son vagas intuiciones de este hecho de las actividades
mentales durante el sueño. Sin ningún propósito deliberado de utilizar la
inteligencia libertada, el hombre reúne y recoge el fruto de su labor. Sin
embargo, los que procuran impulsar su evolución, en lugar de dejarla vagar,
deben aprovecharse conscientemente de los mayores poderes que pueden ejercitar
cuando están libres del peso del cuerpo físico. El modo de hacer esto es muy
sencillo. Todo problema que requiera solución, debe tenerse tranquilamente en
la mente cuando se va a dormir; no debe ser debatido ni argüido, porque
impediría la venida del sueño, sino, por decirlo así, manifestado con claridad
y dejado. Esto es suficiente para dar la dirección conveniente al pensamiento,
y el pensador lo cogerá y se ocupará de él una vez libre del cuerpo físico. Por
regla general, la solución se tendrá al despertar, esto es, el pensador la
habrá impreso en el cerebro; y es un buen plan tener papel y lápiz al lado de
la cama para anotar la solución en el momento de despertar; pues un pensamiento
así obtenido se borra con mucha facilidad, por la agitación estimulante del
mundo físico, y no se recobra fácilmente. Muchas dificultades de la vida pueden
verse claramente de este modo, y un camino lleno de obstáculos allanarse. Y
también muchos problemas mentales pueden encontrar su solución cuando se
someten a la inteligencia libertada del cerebro denso. Del mismo modo puede el
estudiante ayudar a cualquier ser de este mundo, o del otro, durante las horas
de sueño. Debe pintarse mentalmente a la persona, y determinar encontrarla y
ayudarla. La imagen mental atraerá junto a él a la persona y se comunicarán en
el mundo astral. Pero en todos los casos en que cualquier emoción se despierte
por el pensamiento del amigo - como puede suceder cuando se trata de alguno que
ha fallecido – el estudiante debe tratar de calmarla antes de dormirse; pues la
emoción causa un remolino en el cuerpo astral, y si este cuerpo está en un
estado de fuerte agitación, aísla la conciencia y hace imposible que las
vibraciones mentales pasen afuera. En algunos casos de tales comunicaciones en
el mundo astral, puede quedar un "sueño" en la memoria despierta al
paso que en otros no aparece rastro alguno. El sueño es los anales - a menudo
confusos y mezclados con vibraciones extrañas - de la entrevista fuera del
cuerpo, y debe considerarse así. Pero si no aparece rastro alguno en el
cerebro, no importa, toda vez que las actividades de la inteligencia libertada
no son coartadas por la ignorancia del cerebro que no las comparte. La utilidad
de un hombre en el plano astral no está gobernada por los recuerdos impresos en
el cerebro a la vuelta de la conciencia y este recuerdo puede estar por
completo ausente, al paso que el trabajo más beneficioso puede ocupar las horas
del sueño del cuerpo. Otra forma de trabajo del pensamiento que se recuerda muy
poco y que puede hacerse, ya sea fuera o dentro del cuerpo físico, es el
auxiliar las buenas causas, los movimientos públicos beneficiosos a la
humanidad. El pensar en esto de un modo definido, es lanzar corrientes de
auxilio de los planos internos del ser, y esto lo podemos considerar
especialmente con relación al poder del pensamiento combinado.
EL PODER DEL PENSAMIENTO
COMBINADO
La mayor fuerza que puede obtenerse por la unión de varias
personas para ayudar en un asunto común a todos, es reconocida no sólo por los
ocultistas, sino por todos los que saben algo de la ciencia más profunda de la
mente. Hay la costumbre, por lo menos en algunas partes profundas de la
cristiandad, de que al envío de alguna misión evangélica a determinado
distrito, le preceda un pensamiento constante y definido. Una partida pequeña,
por ejemplo, de católicos romanos, se reúne durante algunas semanas o meses
antes del envío de una misión y prepara el terreno donde ha de trabajar,
imaginándose el sitio, pensando estar presente allí, y luego meditando
intensamente en algún dogma definido de la Iglesia. De este modo se crea una
atmósfera de pensamiento en aquel distrito muy favorable a la propaganda de las
enseñanzas católico- romanas, y los cerebros respectivos son preparados para
recibir instrucciones. El trabajo del pensamiento será ayudado por la mayor
intensidad que se le comunica por medio de la oración fervorosa, que es otra
forma de trabajo de pensamiento que proviene del fervor religioso. Las órdenes
contemplativas de la iglesia católica romana realizan mucho trabajo bueno y
útil por medio del pensamiento, como hacen también los reclusos en las
religiones indias y budhista. Dondequiera que una inteligencia pura y buena
trabaja para ayudar al mundo, difundiendo pensamientos nobles y elevados, allí
se lleva a efecto un servicio definido para el hombre, y el pensador solitario
se convierte en uno de los que elevan al mundo. Un grupo de pensadores
similares, tal como un grupo de teósofos, puede hacer mucho para propagar las
ideas teosóficas en su propio distrito, conviniendo dedicar diez minutos al
día en una hora determinada a pensar en una enseñanza teosófica. No es
necesario que sus cuerpos se reúnan en un sitio, porque lo que se requiere es
que sus mentes estén unidas. Supongamos un grupo decidido a pensar diariamente
acerca de la reencarnación diez minutos al día a una hora fija, durante tres o
seis meses. Multitud de formas poderosas de pensamiento llenarían el distrito
elegido, y la idea de la reencarnación penetraría en gran número de mentes. Se
pedirían informes, los libros que tratasen del asunto serían buscados, y una
conferencia sobre el mismo, después de tal preparación atraería un auditorio
ansioso e interesado. Dondequiera que haya personas llenas de interés que se
combinen para esta clase de propaganda mental, se realiza un progreso fuera de
toda proporción relativamente a las agencias físicas que se emplean.
CONCLUSIÓN
De este modo podemos aprender a utilizar las grandes
fuerzas que existen en nosotros, y a utilizarlas con el mayor efecto. A medida
que las usamos aumentará su potencia, hasta que con sorpresa y alegría veremos
cuán gran poder de servir poseemos.
Téngase presente que continuamente estamos usando estos
poderes inconsciente, espasmódica y débilmente, afectando siempre, ya sea por
bien o por mal, a todos los que nos rodean en nuestra marcha en la vida. Y aquí
tratamos de inducir al lector a que use estas mismas fuerzas de un modo
consciente, potente y firme. No podemos impedir el pensar hasta cierto punto, por
débiles que sean las corrientes de pensamiento que engendremos. Tenemos que
afectar a los que nos rodean queramos o no; lo único que tenemos que decidir es
si lo hacemos en sentido beneficioso o dañino, débil o fuertemente, de un modo
vacilante o con determinado propósito. No podemos impedir que los pensamientos
de otros toquen nuestras mentes; sólo podemos elegir cuáles debemos recibir y
cuáles rechazar. Tenemos que afectar y ser afectados; pero podemos afectar a
otros en su beneficio o en su daño, podemos ser afectados por lo bueno o por lo
malo. En esto consiste nuestra elección, elección de trascendencia para
nosotros y para el mundo.
Escoged bien; pues vuestra
elección
es breve y, sin embargo,
perdurable.
FIN
[1] Yo (Self), el yo
conciencia, no el yo mente. (N. del T.)
[2] La ciencia de las
Emociones, publicada en español por la "Biblioteca Orientalista".
[3] El sonido es también,
primordialmente, una vibración etérea.
[4] Los citados fragmentos son
los que están contenidos en la obra La voz del Silencio, pág. 18.
[5] Doctrina Secreta., vol. 1,
pág. 31, nota.
[6] El conjunto de las tres cualidades es el Universo
manifestado o existencia condicionada. Estas tres cualidades o modos (gunas),
de que participa el sujeto de los Vedas, son: Sattva (luz, verdad, estabilidad,
placer), Rajas (pasión, deseo, dolor), y
Tamas (ignorancia, tinieblas, indiferencia). - Bbagavad Gita, pág. 59, Y
para más detalles véanse los capítulos XIV, XV y XVIII de la misma obra.
[7] En sánscrito: el Espíritu divino que mora en el hombre. Bhagavad
Gita, pág. 233
[8] Aaha, sinónimo del Eter de
los griegos, es la substancia plástica primordial, sutilísima, de la cual es
evolucionado el Kosmos. Dicha substancia constituye los "anales
akashicos", el registro kármico donde quedan eternamente grabados toda
clase de actos y pensamientos. Para más explicaciones véase "Anales
Akashicos", pág. 171 a la 205 del libro del Leadbeater titulado:
"Clarividencia y Clariaudiencia", publicado en español por la
"Biblioteca Orientalista" de Barcelona.
[9] Siva es la tercera persona
del Trimurti india. Siva, o el Mahadeva., no sólo es el reproductor de las
formas humanas, sinó también el principio fructificador, el poder generador que
compenetra al Universo. - Doctrina Secreta, tomo II, 2° ed.
[10] La Vida Universal.
[11] El demonio de las
tinieblas, o sea los malos deseos y bajas pasiones. - "Bhagavad
Gita", páginas 93 y 94
[12] Bhagavad Gita, II, 70
[13] Karma: La ley de
reparación de justicia retributiva, por la cual, cada acción, como causa, se
relaciona. directa, aunque no inmediatamente con sus electos, Es la ley final
de toda vida, que comprende todas las demás leyes del Universo. - (Lo que es la
Teosofía, por W. R. OId, pág. 65.) La Ley (Karma) opera en todos los actos y en
todos los puntos del Espacio visible e invisible; sus dos movimientos de
emanación y de absorción, de acción y reacción, dirigen las curvas más
complejas de la evolución; la acción crea, la reacción destruye; la emanación
desarrolla los seres, la absorción los disuelve, conservando tan sólo sus semillas.
- (La Reencarnation, par le Dr. Th. Pascal, pág. 143.) Karma es físicamente
acción; metafísicamente, LEY DE RETRIBUCIÓN; la Ley de la Causa y del Efecto o
causa etica. - Hay el Karma del mérito y el Karma del demérito. Karma ni
castiga ni recompensa; es simplemente la Ley una Universal que dirige infalible,
y, por decirlo así, ciegamente, a todas las demás leyes protectoras de ciertos
efectos por conductos de sus cualidades respectivas - (Clave de la Teosofía,
por H. P. Blavastky, págs. 146 a 158.)
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